Yo que nunca fui de los que aguantan,
aprendí a dar el brazo a torcer
cuando encontré en tu laberinto el aprendizaje del perdido,
cuando encontré en tu laberinto el aprendizaje del perdido,
perdido que no encuentra lo que busca
pero si le encuentra sentido a lo encontrado
pero si le encuentra sentido a lo encontrado
y es entonces que yo te miro
y.. ya no me persigo.
(aunque a veces haya un poco de dolor.)